Este blog lo empece con la idea de llevar una bitacora de los ultimos dias de la central DMS donde he trabajado pero posteriormente la fui cambiando hacia las areas de mi interes laboral y familiar
Tuesday, January 19, 2010
Saturday, January 16, 2010
Thursday, January 14, 2010
Resultados timetrack
Saturday, January 02, 2010
a quiet mind
La mente tranquila
Al escuchar una campana en el crepúsculo, uno encuentra que la quietud de afuera está también adentro. El amanecer y el atardecer son los momentos más tranquilos del día. En esos pocos momentos, todo parece atento al día que se levanta o se cierra. El mismo ritmo se refleja internamente. Hay pocos momentos en que la mente está tranquila. Al levantarse en la cama, por uno o dos momentos, la mente no tiene nada que decir y, otra vez, mientras uno se duerme, hay un momento fugaz en que la mente está tranquila y reposada. Por esos pocos momentos, la mente es clara.
De otro modo, la mente es una experiencia de contradicciones. Los muchos ´yoes´ del pensamiento, la percepción y la emoción que surgen de las funciones humanas no pretenden oponerse unos a otros, pero no pueden compartir el mismo espacio en paz. Los ´yoes´ no pueden unificarse, como los caciques guerreros que proclaman la misma historia cultural pero no tienen forma de gobierno. Sin presencia, los ´yoes´ controlan la propia psicología. El pensamiento se hace desconcentrado, accidental o determinado por hechos externos. Uno se pone feliz o triste porque los ´yoes´ anticipan un hecho exterior que nunca ocurre.
Pero la mente puede elevarse sobre el ruidoso ruedo de los ´yoes´ y pasar a una “mente pura con tranquilo restablecimiento.” Pero esta capacidad no viene sola. Viene elevando la propia consciencia, prestando atención a los pequeños momentos del día. Con una mente receptiva, uno escucha música, una conversación, sonidos accidentales, y crece un estado que no tiene opiniones ni preferencias, sino que tranquilamente es. Al escuchar, uno encuentra el silencio. Uno se vuelve un calmo punto en un universo que gira. Uno oye la tranquila vocecita de Dios.
Al escuchar una campana en el crepúsculo, uno encuentra que la quietud de afuera está también adentro. El amanecer y el atardecer son los momentos más tranquilos del día. En esos pocos momentos, todo parece atento al día que se levanta o se cierra. El mismo ritmo se refleja internamente. Hay pocos momentos en que la mente está tranquila. Al levantarse en la cama, por uno o dos momentos, la mente no tiene nada que decir y, otra vez, mientras uno se duerme, hay un momento fugaz en que la mente está tranquila y reposada. Por esos pocos momentos, la mente es clara.
De otro modo, la mente es una experiencia de contradicciones. Los muchos ´yoes´ del pensamiento, la percepción y la emoción que surgen de las funciones humanas no pretenden oponerse unos a otros, pero no pueden compartir el mismo espacio en paz. Los ´yoes´ no pueden unificarse, como los caciques guerreros que proclaman la misma historia cultural pero no tienen forma de gobierno. Sin presencia, los ´yoes´ controlan la propia psicología. El pensamiento se hace desconcentrado, accidental o determinado por hechos externos. Uno se pone feliz o triste porque los ´yoes´ anticipan un hecho exterior que nunca ocurre.
Pero la mente puede elevarse sobre el ruidoso ruedo de los ´yoes´ y pasar a una “mente pura con tranquilo restablecimiento.” Pero esta capacidad no viene sola. Viene elevando la propia consciencia, prestando atención a los pequeños momentos del día. Con una mente receptiva, uno escucha música, una conversación, sonidos accidentales, y crece un estado que no tiene opiniones ni preferencias, sino que tranquilamente es. Al escuchar, uno encuentra el silencio. Uno se vuelve un calmo punto en un universo que gira. Uno oye la tranquila vocecita de Dios.
Subscribe to:
Posts (Atom)